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Este artículo ha sido traducido a español.
Laura Williams-Tracy – Colaboradora, Charlotte Business Journal

Latinos de Negocios: Latorre Law Firm

Hace veinticinco años, el abogado Stefan Latorre cambió su posición como abogado de impuestos internacionales para ayudar a los inmigrantes hispanos -muchos de ellos indocumentados- que ayudaban a construir a Charlotte durante un periodo de crecimiento. Latorre traspasó la barrera del idioma y aportó una representación agresiva a un grupo que era ignorado. En el camino, Latorre ayudó a cambiar la jurisprudencia en el estado, haciendo posible que los trabajadores indocumentados recibieran compensación por lesiones en el trabajo.

Al mismo tiempo que cambiaba el panorama legal de compensación para los trabajadores, Latorre también desarrolló la escena de los restaurantes y clubes nocturnos de la parte alta de la ciudad, introduciendo comida latina que iba más allá de un restaurante mexicano tradicional. Los ahora cerrado restaurantes, Latorre’s y Aquavina, ofrecían una oferta gastronómica de alto nivel a la altura de lo que había en Miami en aquella época.

Hoy en día, Latorre se centra en su bufete de abogados, que ha crecido hasta tener 14 oficinas en todo el estado, centrándose en lesiones personales, compensación de trabajadores, defensa penal e inmigración.

¿Qué lo trajo a Charlotte?

Nací en Colombia y vine a los EE.UU. Vivimos en Miami cuando era muy joven. Fui a la escuela de derecho en el Estado de Florida e hice una maestría en impuestos en la Universidad de Florida. Llegué a Charlotte para hacer impuestos internacionales para un bufete de abogados. Lo hice durante un tiempo y fue muy gratificante.

¿Qué le llevó a crear su propio bufete de abogados?

Sinceramente, vi una oportunidad en 1996. Charlotte estaba creciendo muy rápido, y había una enorme cantidad de nuevas construcciones. Muchos inmigrantes hispanos trabajaban en esos edificios y se lesionaban. El seguro de accidentes de trabajo rechazaba sistemáticamente esos casos porque eran trabajadores indocumentados. Muchos abogados no querían tomar esos casos de litigio, y la mayoría no podía debido a la barrera del idioma. No había representación disponible, y pensé que podía marcar la diferencia. Dejé mi posición de abogado de impuestos y empecé mi firma. La mayoría de mis amigos pensaron que estaba un poco loco. Pero pensé que, si no me iba bien, podría volver a Miami y dedicarme a la ley de impuestos internacionales.

¿Qué es lo que más le enorgullece de su trabajo?

Como la mayoría de los casos eran negados por las compañías de seguro, fui uno de los pocos abogados que litigaba esos casos en la corte. Pronto tenía cientos de casos en litigación. Estoy muy orgulloso de que uno de mis casos hizo posible que los trabajadores lesionados indocumentados recibieran beneficios de compensación laboral en Carolina del Norte. El caso: mi cliente contra una empresa de albañilería. Argumenté el caso hasta la Corte de Apelaciones de Carolina del Norte con otro colega. El caso duró cinco años. La Corte Supremo de Carolina del Norte negó la revisión de la decisión de la Corte Apelación, obligando a la compañía de seguros a pagarle a mi cliente el valor de su reclamación. Después de ganar ese caso, tuve cientos de casos que pude resolver porque el seguro ya no tenía motivos para negar los casos. Eso cambió todo.

Hábleme del crecimiento de su bufete.

Expandimos para incluir todo tipo de lesiones personales, lesiones en el trabajo, inmigración y defensa criminal. Poco a poco crecimos hasta tener 14 oficinas en las Carolinas y dos en Florida. Tenemos 16 abogados y 100 profesionales del derecho.

¿Cómo ha cambiado el trabajo de inmigración?

Hay mucho trabajo de inmigración. Ayudamos a personas que quizá se han casado con un ciudadano americano o a personas que están luchando contra su deportación porque han sido detenidas. Intentamos encontrar un argumento legal para ayudarles a quedarse aquí y conseguir la residencia. Es un trabajo muy variado.

¿Cuál es su mayor reto?

Prestamos servicios jurídicos, por lo que queremos contar con los mejores profesionales del derecho. Encontrarlos y formarlos es siempre un reto. Buscamos a personas a las que les apasione ayudar a los demás y que estén dispuestas a trabajar duro.

Hábleme de su trabajo en el sector de bienes raíces comercial.

Soy el dueño y administro ocho propiedades comerciales. Estoy en proceso de desarrollar un edificio de 40.000 pies cuadrados en la Avenida Central. He conseguido que se apruebe la rezonificación. Tendrá un primer piso de venta al por menor y oficinas en la parte superior.

¿Cómo le ha ayudado Bank of America a hacer crecer su negocio?

Bank of America ha sido mi banco desde que me mudé a Charlotte. Han financiado muchas de mis propiedades, incluido el edificio de mi bufete de abogados en Central Avenue. Las importantes inversiones del banco en nuestra comunidad han ayudado a Charlotte a crecer, lo que también me ha ayudado a mí crecer mi negocio.

Durante años usted tuvo algunos de los restaurantes y clubes nocturnos más queridos de Charlotte. Hábleme de ese negocio.

La verdad es que no fue mi intención entrar en ese negocio. Estaba en el negocio de bienes raíces y necesitaba un inquilino, así que lo creé. Había comenzado mi práctica en derecho, y compré un edificio en el centro de la ciudad que remodelé. Abrí Latorre’s, y fue el primer restaurante latino de Charlotte. Tenía comida latina, pero no de ningún país en particular, y su presentación era más elegante. Trajimos los bailes latinos. Luego tuve Aquavina durante más de 10 años. Decidimos no renovar el contrato de alquiler. Yo trabajaba todo el día como abogado y luego iba a los restaurantes y a nuestro club nocturno por la noche. Trabajaba muchas horas. Es un juego de jóvenes. Ahora me concentro en mi práctica jurídica. Estoy completamente fuera del negocio de la restauración, aunque era divertido.

¿Cómo ha cambiado el panorama gastronómico desde entonces?

Ahora tenemos grandes restaurantes. Cuando abrí mi primer restaurante, Charlotte era una ciudad de carne y patatas. Eso era bueno y malo. Tuve que esforzarme mucho para informarle al público lo que era la comida de nuestro restaurante. No había mucha variedad. Ahora tenemos grandes restaurantes y dueños de restaurantes. Lo hice porque era ingenuo y porque no había un lugar como el mío en ese momento. A veces ser el primero te da una ventaja. Esos restaurantes me permitieron pagar la hipoteca de los edificios del centro cuando el sector de bienes de raíces del centro de Charlotte aún no había despegado. Me arriesgué y tuve suerte.

https://www.bizjournals.com/charlotte/news/2022/09/30/latinos-mean-business-latorre-law-firm.html?fbclid=IwAR2ntBtawPt7rO6GEx4SkkJGhwzq8CzImYCto5VwELl0dskVXQRo3ILhtYo